escenografía

 

En una clase reciente salió a colación la famosa propuesta de Piero Manzoni que, por trasgresora que siga pareciendo, ya cuenta con más de medio siglo y espero que en todas sus versiones aún bien conservada, es decir, sin abrir. No hubiera imaginado Benjamin cómo aplicarían algunos esa democratización por su reproducción técnica. Lamentablemente, una noticia actual nos la trae de nuevo a la memoria. La misma materia prima pero esta vez no como acción indirecta con envoltorio artístico, sino como material arrojadizo en respuesta visceral y muy física de un coreógrafo ante una mala crítica, lo que, de no haber usado su rostro como lienzo, casi hay que agradecer en este desierto de lo real. Nada más conocerla la he visto como tema estrella en la prueba escrita de acceso a ESD, aunque seguramente vuelvan a dejar corta la imaginación más febril. No entro en detalles para que leáis el artículo al que enlazo, cuyo enfoque del asunto destaca de entre los que lo han tratado, pues aprovecha para llamar la atención sobre algo más serio que la pataleta de un niño grande con intolerancia al fracaso: La progresiva desactivación de la crítica de arte que, como casi todo, no será totalmente para bien ni para mal, pero cambios está trayendo y no es sólo su desplazamiento por la opinión popular ampliada en redes. Para terminar de dignificar esta entrada, voy a añadir que es buena excusa para sugerir la escenografía como una de las aplicaciones prácticas de los estudios en diseño de interior sobre la que pocas veces reparamos. Actualmente la Complutense y la Resad son los únicos centros públicos en Madrid con materias específicas para ella, pero los conocimientos que se adquieren en la ESD y en algunos ciclos de Artediez tendrán valor igualmente si se les suma pasión por las artes escénicas, sin necesidad de llegar a la del protagonista de la noticia.